Todo sueño nace del deseo de lograr algo.

Tener el derecho a recuperar aquello que la propia vida les quitó fue el motivo compartido por el que Demian Lipquin y Brian Kotler, dos primos de 28 y 31 años respectivamente, se unieron para crear Eternum.

Un proyecto que ambos emprendedores soñaron llevar a cabo buscando “ofrecer un cojín de serenidad en aquel momento en que aparece la muerte y, arrasando con todo, te deja sin la posibilidad de nada más”.

Ambos han tenido que afrontar, demasiado pronto, pérdidas difíciles de entender.

Equipo Eternum

Demian, a sus jóvenes 14 años, perdió a su mejor amiga en un accidente de coche. A lo que siguió la búsqueda incesante de respuestas a los “porqués” incontestables. “Fue desde entonces que todo lo relacionado con la injusticia y la muerte ha ocupado un lugar en mi cabeza”- explica.

Brian perdió a su madre antes de los 30. “Vivíamos juntos. Un día como cualquier otro salió a dar una vuelta. Y en ese paseo, su corazón decidió parar y falleció” – recuerda. “De un momento a otro, sin previo aviso, la perdí. La perdí en lo que se refiere a conexión directa. Perdí la posibilidad de abrazar sus últimas palabras, su última caricia, su último todo”.

Por otro lado, con su sensibilidad especial ante la muerte, Demian y Brian sintieron una gran empatía por todas aquellas personas que, debido a las restricciones por la pandemia de Covid-19, perdieron a seres queridos sin tener la oportunidad de sentirlos cerca en esos últimos momentos. Y por aquellos que tuvieron que marchar sin la oportunidad de despedirse, o de simplemente dar una última caricia a aquellos que se quedaban.

Sus experiencias y emociones. Ellas resultaron ser el revulsivo que condujeron a Demian y Brian hasta la motivación, el deseo y el sueño de crear Eternum. Un proyecto que nace para poder aportar a la gente la posibilidad de seguir estando presente cuando uno ya no esté, y sobre todo, de tener la oportunidad y posibilidad de que nunca más quede algo por decir.